La Inteligencia Artificial (IA) es uno de los conceptos innovadores que participa en la vida diaria en un mundo cada día más digital.
Desde el punto de vista de la propiedad Industrial e intelectual, la IA ha sido considerada por la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), como uno de los asuntos de estudio de primer nivel en el conjunto de las investigaciones sobre nuevas tecnologías y tendencias innovadoras en el panorama científico y empresarial.
La IA es un concepto que se remonta a la década de los años 50 del siglo XX. Conceptos como redes neuronales, sistemas expertos, así como el desarrollo y aumento de la capacidad computacional, la conectividad y las redes de datos, además del uso masivo de los datos por parte de sistemas y aplicaciones, han potenciado e impulsado su uso y, con ello, la necesidad de proteger las ideas y las innovaciones de IA a través del registro de patentes.
Según el informe de WIPO, “Technology Trends 2019 – Artificial Intelligence”, una de las técnicas más desarrollas en las patentes de IA es el aprendizaje automático, junto a técnicas más específicas como el aprendizaje profundo y las redes neuronales, que representan un 40% de las patentes relacionadas con la IA.
Con respecto a las tendencias en aplicaciones funcionales de IA, cabe destacar la visión por computadora, incluyendo el reconocimiento de imágenes, que representan el 49% de las patentes relacionadas con la IA. y, por último, el procesamiento del lenguaje natural y el procesamiento del habla, que representan el 14% y el 13% de las patentes relacionadas con la IA, respectivamente.
Sectores como los de telecomunicaciones, medicina y biomedicina, robótica, transporte, comunicación y finanzas son ejemplos donde se desarrollan y utilizan las tecnologías basadas en IA.
Las tendencias de la IA más destacadas en el panorama científico y empresarial, como la automatización inteligente, ciberseguridad, Internet de las cosas, visión por computadora, chatbots, blockchain, realidad virtual y aumentada, acceso a la multinube y fuerza de trabajo automatizado, son parte del día a día del ser humano, cada vez más familiarizado con las nuevas tecnologías.
La evolución de la IA, desde sus orígenes hasta la actualidad en el ámbito de la comunidad científica y empresarial, ha proporcionado más de 1,6 millones de publicaciones científicas y más de 340.000 solicitudes de patentes.
Los líderes en el ámbito de la IA en términos de registros de patentes son empresas multinacionales, alrededor de unas 30, del sector de la electrónica de consumo, las telecomunicaciones o del SW, entre las que pueden destacar IBM, Microsoft, Toshiba, Samsung, NEC, Fujitsu, Hitachi, Panasonic, Canon y Alphabet.
Con menor número de solicitudes de patentes, se encuentran las universidades y organismos públicos de investigación, entre las que cabe destacar a Chinese Academy of Sciences (CAS), Electronics and Telecommunications Research Institute (ETRI), XINDIAN University y Zhejiang University.
IBM tiene una de las carteras más voluminosas de patentes de IA con más de 8000 solicitudes de patentes, seguida de Microsoft, con más de 5900 solicitudes de patentes.
Actualmente, las solicitudes de patentes de IA realizadas en la Oficina de Patentes de los Estados Unidos (USPTO) son desestimadas en un 90% en su primera revisión, por considerar las ideas que representan como conceptos abstractos y no cumplir con alguno de los aspectos obligatorios a la hora de patentar una innovación, como son la novedad, la actividad inventiva y la aplicabilidad industrial.
Lo que es indudable es que las aplicaciones y ventajas de la IA son muy numerosas en el desarrollo de la vida humana y que, a su vez, esta soluciona aspectos de la vida humana casi imposibles de resolver por el ser humano.
Esto nos hace pensar, en el ámbito de la propiedad industrial e intelectual, si una IA que crea invenciones y productos podría ser considerada titular y/o inventor de una patente. Nos preguntamos si las leyes desarrolladas en las oficinas de propiedad industrial e intelectual en los diferentes países tienen en cuenta la rápida y vertiginosa evolución de la tecnología de hoy en día, para afrontar un equilibrio entre el inventor humano o el inventor máquina artificial.
La realidad actual es que un número muy pequeño de oficinas de patentes admiten que la IA sea capaz de patentar por sí misma y ser considerada como inventor en el proceso de solicitud de patentes.
Un caso reciente se produjo el pasado 21 de julio de 2021, en la Oficina de Patentes de Australia, donde una IA, denominada DABUS, fue considerada como inventora, al ser capaz de inventar cosas por sí misma. Inicialmente el Comisionado de Patentes negó que la IA pudiera ser considerada como inventora, pero finalmente el Tribunal Federal de Australia rectificó la decisión. El juez Jonathan Beach matizó que “La ley Australiana de patentes no menciona específicamente que las patentes tienen que ser inventadas por un ser humano, con lo que una IA no tiene derecho a solicitar o ser titular de una patente, pero sí de aparecer como parte creadora o inventora”.
A su vez, la Oficina de Patentes de Sudáfrica consideró a la IA de DABUS como inventora de una patente, pero en sentido contrario, las Oficinas de Patentes de Estados Unidos (USPTO) y del Reino Unido (UKIPO), rechazaron la solicitud, ya que consideran que un robot o una máquina artificial no tienen capacidades jurídicas.
Por su parte, la Oficina Europea de Patentes (EPO) considera que la IA es un tipo particular de “invenciones implementadas por ordenador”, las ya conocidas como “invenciones implementadas por IA”, que puede producir un efecto técnico adicional inventivo, requisito para que sea patentable la innovación.
Uno de los argumentos que esgrimió el equipo legal que presentó la patente de IA de DABUS fue que, en el mundo actual de la cuarta revolución industrial, el estatus o la consideración de “inventor” en una patente no es el adecuado, en contra de lo que indican en la mayoría de las jurisdicciones las leyes de patentes.
Está claro que se abre un debate muy interesante a raíz de estos hechos, donde las repercusiones del caso de la IA de DABUS pueden ser muy importantes en las diferentes legislaciones de las Oficinas de patentes en el mundo.
El progreso y la evolución tecnológica en este siglo XXI avanza de manera imparable, y las administraciones relacionadas con la propiedad industrial e intelectual en el mundo son conscientes de ello, por lo que ya están ofreciendo las primeras soluciones que permitan convivir a los derechos de los inventores humanos e inventores artificiales.