En las últimas semanas hemos sido testigos de la euforia colectiva que ha surgido en redes sociales con publicaciones de todo tipo de ilustraciones generadas por ChatGPT con un estilo anime japonés muy similar, tan similar que todas ellas se corresponden con la inclusión en dicha herramienta del «estilo Ghibli».
Por si acaso alguno de los lectores todavía es ajeno a esta polémica, debemos explicar en primer lugar que el estilo Ghibli hace referencia al estudio japonés de animación Studio Ghibli, cuyo director más representativo y uno de sus fundadores es Hayao Miyazaki. Entre sus obras más conocidas se encuentran películas como «El Viaje de Chihiro» (2001), ganadora de un Óscar a la mejor película de animación, «El Chico y la Garza» (2023) que ganó de nuevo el Óscar a la mejor película de animación en 2024 y también un BAFTA y, por supuesto, «Mi vecino Totoro» (1988).
Pues bien, a finales de marzo, OpenAI presentó su nuevo generador de imágenes integrado en ChatGPT. Durante la presentación, el CEO de la compañía realizó una demostración en la que mostraba la posibilidad de modificar una fotografía bajo el reclamo «rehazla al estilo Ghibli». El resultado obtenido es una versión en anime de la fotografía utilizada, pero no un anime cualquiera, sino que los resultados generados al dar dicha orden cuentancon el look & feel de las películas y personajes de Studio Ghibli. Esta nueva funcionalidad, aparentemente, reportó a OpenAI un millón de usuarios nuevos en solo una hora e inundó las redes sociales de todo el mundo con todo tipo de imágenes «estilo Ghibli», desde fotografías de usuarios, famosos memes, hasta fotogramas de películas como «Los Soprano» o «El Padrino».
Entre todo el ruido generado por la noticia, han resurgido las palabras de Hayao Miyazaki, quien es conocido por realizar sus ilustraciones a mano, en un video de 2016,pronunciándose abiertamente en contra del uso de la IA indicando que ésta «es un insulto a la vida misma» y que «nunca desearía incorporar esta tecnología a mí trabajo en absoluto».
Esta situación ha abierto de nuevo el debate sobre la protección de los derechos de propiedad intelectual y sus implicaciones en relación con el desarrollo de la IA. Este tipo de herramientas que permiten crear imágenes a partir de descripciones escritas se encuentran, sin lugar a duda, en auge actualmente dentro de los modelos generativos.
En cuanto al estilo, éste no puede ser objeto de protección por derechos de autor pues lo que se protege por esta vía es la expresión de las creaciones originales y proteger un estilo sería algo equiparable a proteger una idea, en abstracto, y como sabemos estas tampoco son protegibles.
Así, la cuestión relevante en este caso es ¿con qué se ha entrenado a la herramienta de IA? ¿Acaso se ha utilizado imágenes de Studio Ghibli para entrenarla? Si este es el caso, el uso con este fin de contenido protegido por derechos de autor, sin contar con una licencia para ello, sí puede suponer una infracción de derechos. OpenAI ya acumula varias demandas en Estados Unidos por utilizar contenido para entrenar a su AI sin autorización de los titulares, entre ellas, la presentada por The New York Times y otros periódicos, por el uso de sus artículos periodísticos para entrenar chatbots.
Por otra parte, OpenAI y Google están presionando al gobierno de Estados Unidos para que se clasifique el entrenamiento de IA con contenido protegido por derechos de autor como un «uso legítimo» (fair use), argumentando que una normativa restrictiva en este sentido que limite el entrenamiento de IA podrá debilitar la ventaja tecnológica de Estados Unidos y frenar la innovación. Mientras tanto, la Corte del Distrito de Delaware ha rechazado la defensa basada en el uso legítimo utilizada por Ross Intelligence (sistema de IA diseñado específicamente para el área legal, podríamos decir que Ross es una IA-abogado) en el procedimiento iniciado por Thomson Reuters por infracción de derechos de autor por el uso de su contenido (headnotes) para entrenar a Ross. Así, el citado Tribunalha establecido que Ross Intelligence ha vulnerado los derechos de autor de Thomson Reuters, sentando un importante precedente en Estados Unidos.
Finalmente, volviendo al caso que nos ocupa, a raíz de esta polémica, OpenAI ha indicado que ha añadido un sistema de denegación automática que se activa cuando un usuario intenta generar imágenes al estilo de un artista vivo. Sin embargo, en cuanto a estilos de compañías o estudios, como pueden ser la que estamos comentando o Disney o Pixar,OpenAI no aplica ningún tipo de sistema de denegación, lo cual, en casos como el de Studio Ghibli en el que el estilo del estudio es el estilo del director (que, no olvidemos, está vivo), llama mucho la atención.
Estaremos pendientes por si Studio Ghibli decide interponer acciones contra OpenAI, pues a pesar de que circula por internet una carta de requerimiento supuestamente enviada por el estudio, esta es falsa y Studio Ghibli todavía no ha hecho declaraciones.