Estamos en la semana de internet segura y cabe preguntarnos qué tan segura es la red y qué tan seguros nos sentimos en ella, más aún cuando según los últimos datos disponibles, a nivel mundial una persona pasa una media de 6 horas y 58 minutos al día en pantallas conectadas a internet, y en el caso de los españoles 5 horas y 47 minutos (fuente: https://datareportal.com/reports/digital-2023-deep-dive-time-spent-online?rq=time%20spent%20online). ¡Eso es mucho tiempo! Y la verdad sea dicha, no todos los usuarios son conscientes de ello.
Ante estos datos preocupa pensar que, a pesar de ser conocedores de que internet no es un entorno seguro al 100%, no tomamos las medidas necesarias para protegernos mientras estamos navegando en la red. Contratamos alarmas para casa, seguros personales, seguros de daños, pero ¿tomamos medidas contra los riesgos, en muchos casos desconocidos, que nos podemos encontrar en el ciberespacio?
Siendo sinceros, no. Puede ser porque damos por sentado que la seguridad en internet es un deber que tienen los proveedores de los servicios con nosotros sus clientes, lo que, si bien es cierto, no es suficiente para evitar que se produzca un menoscabo a nuestro derecho a la privacidad digital. Y es que desde el 2005 aproximadamente, le dimos la bienvenida a los hogares españoles a un invitado que se ha convertido en una grandísima red informática mundial, descentralizada, que cada día plantea más retos y a la que se siguen sumando miles de internautas.
De ahí que sea tan importante que, como en casi todo lo que atañe a nuestra seguridad, el primer paso lo demos nosotros y nos transformemos en cibernautas responsables, promoviendo desde el ejemplo para los más jóvenes un uso crítico y respetuoso de internet.
No estamos ante un peligro que se limita a los ordenadores, sino que se hace extensivo a cuanto dispositivo móvil tenemos. No se trata sólo del robo de una contraseña o del hackeo de nuestra cuenta de usuario en una red social, lo que sin duda representa un problema grave, sino que estamos hablando de que nuestra vida en general (deudas, información familiar, historial clínico, etc.) está al alcance de cualquier persona malintencionada que burlando la seguridad que dimos por sentada nos prestaría un tercero, nos puede acosar e incluso puede sacar beneficio económico en esa aún más desconocida dark web.
Así que, si tenemos en cuenta que las normas básicas de seguridad son sencillas, por listar algunas: el uso de contraseñas complejas, evitar las conexiones a redes públicas, reportar o eliminar a la mínima sospecha comunicaciones malintencionadas, ¡pongámoslas en práctica! Pero, sobre todo, usemos nuestro siempre presente, aunque multitud de veces ignorado, sentido común.
La seguridad en internet es un asunto que nos atañe a todos, así que seamos sensatos y de la misma forma que tomamos medidas de seguridad en nuestra vida real, protejamos también nuestra vida digital.