El diseño industrial es un campo fundamental en el mundo moderno, donde disciplinas aparentemente tan alejadas como el arte y la ciencia se unen para crear productos funcionales, estéticamente agradables y sostenibles. Con el fin de destacar su importancia y la de los profesionales que hacen ello posible, se celebra anualmente el 29 de junio el Día Mundial del Diseño Industrial® (DMDI) en el que se reconoce el poder del diseño para fortalecer el desarrollo económico, social, cultural y medioambiental en todo el mundo.
Establecido en 2008, representa el primer día internacional de observancia creado exclusivamente para destacar los méritos de la profesión del diseño industrial y su impacto en la calidad de vida de las personas.
La Organización Mundial del Diseño o World Design Organization (‘WDO’) dio a conocer una definición renovada del diseño industrial. En esencia, se trata de un proceso estratégico de resolución de problemas que impulsa la innovación, construye el éxito empresarial y conduce a una mejor calidad de vida a través de productos, sistemas, servicios y experiencias innovadoras. Vincula innovación, tecnología, investigación, empresas y clientes para aportar nuevo valor y ventajas competitivas en los ámbitos económico, social y medioambiental.
La WDO he designado como tema de la celebración del Día Mundial del Diseñador Industrial de 2024 el lema #LetsGetEmotional. Con ello, se pretende poner en valor el importante papel que desempeñan las emociones en la forma que percibimos e interactuamos con los productos que utilizamos, por lo que no es de extrañar que un producto bien diseñado tenga el poder de evocar una fuerte respuesta emocional.
El diseño emocional es un enfoque de diseño cuyo objetivo es crear productos que evoquen respuestas emocionales en los usuarios, ya sean positivas o negativas. El objetivo del diseño emocional es abordar todos los niveles de respuesta cognitiva, desde el primer encuentro (visceral), pasando por el uso aplicado (conductual), hasta la impresión general (reflexiva).
No son pocas las piezas icónicas del diseño industrial que han marcado un antes y un después en la historia del arte y de la decoración de interiores, como la silla Burbuja o Bola, el exprimidor Juicy Salif, la lámpara Arco, o el sofá Chester, que más allá de su utilidad y la innovación que representan en este campo, también evocan sensaciones y emociones. Sin embargo, no pueden pasarse por alto otros productos sin los cuales no podríamos imaginar nuestra vida cotidiana que han alcanzado inmensas cuotas de éxito comercial. El bolígrafo BIC, el clip, la fregona, la cafetera Bialetti o el teclado QWERTY son solo unos pocos ejemplos.
No hay que olvidar que los diseñadores también trabajan con un enfoque inclusivo, que hace posible que una amplia gama de usuarios pueda acceder a objetos que les hagan la vida más fácil. La importancia y los beneficios que aportan los diseños a la sociedad son más que patentes, por todo ello es importante seguir celebrando un día como hoy y no dejar de promover la protección legal de la que éstos gozan.
¡Feliz día mundial del diseño industrial!