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Entre la pasarela y la tradición. Propiedad intelectual y apropiación cultural

Thursday, 6 of November of 2025

La moda no es solo ropa, es identidad, memoria y comunicación cultural. Cada prenda puede contar quiénes somos, de dónde venimos y qué valores queremos mostrar. Y, en un mundo globalizado, es fácil que los diseños viajen, se mezclen y se reinventen. Pero este intercambio cultural también plantea preguntas importantes: ¿cuándo la inspiración se convierte en apropiación? ¿Qué derechos tienen las comunidades que crean estas expresiones tradicionales?

Tomar elementos culturales prestados no es malo en sí mismo. La inspiración ha dado lugar a colaboraciones y fusiones que enriquecen el diseño. El problema surge cuando la relación es desigual y los símbolos de una comunidad terminan convertidos en productos comerciales sin permiso ni reconocimiento.

Un ejemplo claro ocurrió con Adidas, que lanzó las sandalias "Oaxaca Slip-On", diseñadas por Willy Chavarría. Estas sandalias incorporaban trenzados de cuero similares a los huaraches tradicionales de la comunidad zapoteca de Villa Hidalgo Yalalag, Oaxaca. La comunidad local y el gobierno mexicano acusaron a la marca de apropiación cultural, ya que el diseño se produjo en China sin consultar ni compensar a los artesanos locales. Ante la controversia, Adidas visitó la comunidad para disculparse y comprometió futuras colaboraciones respetuosas.

Otro caso es el de Hoka, una marca de calzado que utiliza el nombre "Hoka", que significa "volar" en maorí. Aunque la marca reconoció inicialmente su origen maorí, dejó de hacerlo tras ser adquirida por Deckers Brands en 2012. Además, la pronunciación del nombre en sus campañas publicitarias fue incorrecta, lo que generó críticas por parte de expertos en propiedad intelectual indígena de Nueva Zelanda. Estos expertos sugieren que la marca debería reconocer su origen maorí o dejar de usar el término.

En contraste, el diseñador brasileño Oskar Metsavaht, fundador de Osklen, ha establecido una colaboración ética con la comunidad Apiwtxa, perteneciente al pueblo indígena amazónico Asháninka. En 2015, Metsavaht y su equipo hicieron un documental sobre la comunidad en su aldea remota y acordaron compartir equitativamente las ganancias derivadas de la producción artística, valorando siempre la identidad indígena en todos los procesos empresariales. Además, fundaron una ONG dedicada al desarrollo sostenible de la Amazonía, integrando principios de respeto cultural y sostenibilidad en la estructura de negocios de la marca.

Este enfoque demuestra que es posible inspirarse en culturas tradicionales sin caer en la explotación ni la apropiación, generando beneficios tanto para las comunidades como para la industria de la moda.

Protección, apropiación y desafíos de las expresiones culturales tradicionales

En España, la Ley de Propiedad Intelectual protege la creatividad individual, pero muchas expresiones culturales tradicionales son colectivas y anónimas, por lo que quedan fuera del alcance de la ley. Para que un diseño reciba protección, debe ser original y tener un autor identificable, algo que rara vez ocurre con bordados, tejidos o patrones ancestrales.

A nivel europeo, casos como Cofemel (Sentencia del Tribunal de Justicia (Sala Tercera) de 12 de septiembre de 2019, Asunto C-683/17) muestran que la protección por derechos de autor requiere creatividad personal, lo que deja fuera gran parte del patrimonio cultural inmateria. Otros mecanismos, como el diseño industrial o las indicaciones geográficas, ofrecen cierta protección, pero limitada, porque no protegen todos los símbolos, ni siempre evitan que se comercialicen sin respeto a las comunidades.

Más allá de la ley, la apropiación cultural puede generar problemas éticos y reputacionales. Aunque no haya infracción formal, usar diseños tradicionales sin consentimiento puede provocar críticas en redes sociales, boicots y pérdida de credibilidad.

Además, existe un riesgo moral y económico ya que las comunidades pierden reconocimiento y beneficios por su trabajo y conocimiento ancestral. El valor cultural se desvincula del valor económico, y lo que era identidad se vuelve tendencia fugaz.

Hacia una moda con conciencia cultural

La moda puede (y debe) avanzar hacia un modelo de respeto y colaboración. Existen ya directrices que orientan cómo trabajar con expresiones culturales tradicionales de forma clara y respetuosa. La OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) ha establecido un marco de referencia en el sector de la moda, subrayando la importancia de la transparencia, la colaboración activa con las comunidades y el reconocimiento explícito de los derechos culturales e intelectuales.

Entre las recomendaciones más destacadas del borrador de consulta publicado en 2024 “Proyecto de pasos que hay que tener en cuenta al considerar el uso en la moda de elementos de las expresiones culturales tradicionales de los Pueblos Indígenas”, se encuentran:

-  Consultar con la comunidad indígena para comprender sus preferencias y deseos sobre la forma en que les gustaría ser reconocidos. 

-  Asegurarse de hacer una referencia clara a la comunidad indígena o a las personas con las que se haya colaborado y describir la naturaleza y el alcance de la colaboración a los clientes. A veces, incluso las colaboraciones que tratan de ser éticas pueden suscitar dudas si esta información no se comunica con claridad.

-  Asegurarse de hacer referencia a la colaboración en todos los contextos pertinentes.

-  Cuando corresponda, deben indicarse los derechos de propiedad intelectual que corresponden a una comunidad o artista indígena, tales como derechos de autor o marcas registradas.”

Cuando estas prácticas se adoptan, la moda deja de ser solo un negocio, se convierte en herramienta de reconocimiento cultural, creatividad responsable y sostenibilidad simbólica. La propiedad intelectual, aunque limitada, puede ser aliada si se entiende como instrumento de equilibrio entre la originalidad y la protección del patrimonio colectivo.

En definitiva, el desafío no es renunciar a la inspiración, sino hacer de la creatividad un acto consciente y respetuoso. Así, la moda puede ser un puente entre tradición e innovación, y cada prenda contar una historia auténtica, no solo de estilo, sino también de identidad y respeto cultural.

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