La controversia se originó cuando Andy Warhol creó la Prince Series, consistía en una serie de 16 obras creadas a partir de una foto tomada por la fotógrafa Lynn Goldsmith.
La fotógrafa licencio la fotografía a Vanity Fair para un único uso, contratando a Warhol para crear unas ilustraciones a partir de la fotografía de Goldsmith. Sin embargo, Tras el fallecimiento de Prince, en 2016, Conde Nast (compañía matriz de Vanity Fair) pagó una licencia a la Andy Warhol Foundation para hacer uso de otras obras de la Prince Series.
Tras esto, la fotógrafa notificó a la Andy Warhol Foundation que había infringido sus derechos. Los argumentos de la fundación se basaban en el fair use y en la transformación de la obra, que la hacían diferente a la original.
En primera instancia, el tribunal falló a favor de Warhol, asegurando que había creado algo nuevo y con un nuevo significado.
Sin embargo, tras la apelación formulada por la fotógrafa, el Tribunal Supremo concluyó que las obras originales de Goldsmith, como las de otros fotógrafos, tienen derecho a la protección de sus derechos de autor, incluso frente a artistas famosos. Tal protección incluye los trabajos derivados que transformen el original. Por todo lo anterior, el tribunal dictamina que Warhol violó los derechos de la fotógrafa.